miércoles, 8 de diciembre de 2010

Alguien...


Alguien que cuando me ponga borracha me lleve a casa en brazos, que me rompa las medias con la boca, y luego me compre otras. Alguien que me haga el amor contra la pared y se meta conmigo luego en la bañera, que se pierda conmigo para después rescatarme de laberintos. Alguien que saque la espada y me defienda de víboras, pirañas y putas.

Alguien que cosa disfraces a mis días malos, y los convierta en buenos. Alguien que no se enfade si no me entiende, que me saque la lengua cuando me ponga tonta y me haga enmudecer. Que finja enfadarse conmigo, me deje sola, y que me espere al volver la esquina con una sonrisa.

Alguien que no dé por hecho que siempre voy a estar ahí, pero que tampoco lo dude. Que no me haga sufrir porque sí, pero que tampoco me venda amor eterno manoseado.

Alguien que no pueda caminar conmigo por la calle sin cogerme de la mano, que no me compre regalos pero que tenga mil detalles de papel, que no le guste verme llorar y me haga reir hasta cuando no tenga ganas.

Alguien con quien jugar, como cachorros.

Alguien que de vez en cuando decida perseguirme en los bares y conocerme otra vez. Que me mire, le mire, y me tiemblen las piernas sin remedio.

Alguien que esté loco por mí, y no se le olvide decírmelo los días de resaca. Que si se pone animal, sea solo en la cama, y que me mate a besos por la mañana. Que no se acostumbre a mí, ni deje de inventar nombres nuevos para despertarme.

Alguien que, por mucho que le parezca que he pedido antes, sepa que lo que él consigue es igual o mejor.

Pero, sobre todo, alguien que no tenga que perderme para darse cuenta de que me había encontrado...

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