martes, 1 de mayo de 2012

Bienvenido a la República independiente de mi aldea






Feliz día del trabajo. Otro día para festejar señalado en el calendario. Cómo me gusta, ya me estoy relamiendo…

Como buen país de cerdos con denominación de origen, a los ibéricos nos encanta revolcarnos en la propia mierda que soltamos. Nos mola, admitámoslo, quejarnos entre tapitas y cervezas, reírnos con Espeonza por Twitter o ver los montajes de fotos en el caralibro. Luego hacemos poco con la que nos está cayendo encima. Quizá nadie caiga en que somos los únicos arquitectos de lo que nos pase.

Dejemos siniestras derechas e izquierdas derechas al despiporre de lado, olvidemos gobiernos fantasmales de las navidades pasadas que dejan herencias, promesas mucho más invisibles para las navidades presentes y tijeras tétricas para las navidades de un futuro inmediato. Paremos de darle el codazo al vecino de junto (o que venía detrás) cuando nosotros no contamos con la respuesta.

Y empecemos a ver lo que verdaderamente importa. La gente, la peña, the people, el pueblo, everybody. 

¿Nadie más se sulfura por vivir en un país de puercos y chorizos de cantimpalo? En una tierra de amnistías a los golfos que más tienen y de “céntimos sanitarios”, “nuevas tasas a hoteles y hostales” y “nuevos impuestos judiciales y administrativos”. Primo, que mientras tú te partes el lomo de lechón Urdanga se va de rositas previo pago (uf, ¡cómo me cuesta imaginar de dónde va a salir eso!), Camps no dice ni esta boca es mía, Zetapé no asume que la lía parda y el nuevo Mr. President le pone bien el culo a Europa. Tu culo. Ojo al dato, que están contentísimos con él, que va a llegar a los mínimos que le exigen para seguir en la vieja alianza todopoderosa. Y a costa de qué…

Nos vemos, me voy a la sabana africana, que aquí hay más hienas.

Pues claro, churripan, no va a conseguir lo que le piden… Es la gran estrategia de “No, yo no bajo las pensiones, pero subo el IRPF, pongo los despidos en bandeja de plata, propongo impuestos para transportes, gasofa, peajes, luz, hipotecas y ahora, lo más gordo; subo el IVA”. Lo que más debería escamarnos es que nos tomen por solemnes imbéciles dignos de estudio, el “novamás” en lo que a gilipollez suprema se refiere: ¿pero es que no entienden el mecanismo del vídeo? Sí, Mariano de mi vida, el cacharro ese en el que se queda la mentira que sueltas y que cuando te desdices te la escupe en la cara. 

Declaro públicamente mi admiración absoluta a la facilidad que tienen todos los políticos para dormir por las noches, debida, supongo, a la falsa creencia de que nos encanta chuparnos el dedo.

Nos vemos, me voy al outback australiano, a las antípodas de Marranín.

Y por una vez parece que llegamos al acuerdo. Gobierno central, autonomías, ayuntamientos y la madre que los echó a todos cuando se trata de buscarle las cosquillas al ciudadano de a pie o a coche. ¿Alguno ha visto cómo va el ránking de multas en estos últimos años de crisis? ¿Y en estos meses? Si se trata de aplicar copagos, establecer impuestos, EREs (tonto del ciruelo y no te das cuenta de que me lo llevo calentito pa’ gastarlo en coca) y racaneos varios todo quisqui aplaude. Bravo, rabo.

Nos vemos, me voy a un monasterio nepalí, que lo mismo allí están los sindicatos de ley y la prensa fidedigna reflexionando en busca de la verdad.

Hablando en plata, vivo en el país del bombo y la pandereta. En la nación de la feria, del borracho, del paleto y del “cuñado de”. En el hogar de leyes absurdas y políticas segregatorias “antidiscriminatorias”. De publicidad engañosa, de campañas sometidas a una supervisión cerrada de nuestros mandatarios. Los medios de comunicación siguen en los laureles, y esa es la mentira que me digo cada día para no pensar en que simplemente bailan al son de la guitarra, azul o roja, que más monedas les deje. Sólo nos importan las guerras que se resumen en manteca (con el bigotes del cuaderno azul sólo existía Irak, mientras que había otros 39 conflictos simultáneos). Nos tiramos días y días con el puto pie de un niño tonto, hijo de deficientes, nieto de excelencias rancias y heredero de una mala educación en cuanto a armas de fuego (cómo se nota que a los niños del pueblo llano les dan azotes en las manos añadiendo un “no se toca lo que no es tuyo”). Ganamos una copa mundial y es lo único que ocurre en el planeta. En verano hay olas de calor sofocante y en invierno lluvias. Gracias, telediario, tú siempre tan observador.

Nos vemos, me voy a la selva venezolana, ahí las víboras tienen piel de víboras, y no tienes que esperar a que su lengua viperina te embelese para reconocerlas.

Pero no vemos que un impactante tanto por ciento de la población española está por debajo del umbral de la pobreza. No caemos en la cuenta de que en Islandia echan a sus políticos, encierran a sus banqueros y todo les va mejor. No nos cegamos como deberíamos por el fuego de los contenedores en Grecia. La primavera árabe y la ocupación de plazas en El Cairo no nos alumbran para desafiar sistemas anticuados y promesas de bienestar incumplidas. Mejor dejemos que el nuevo gobierno nos prohíba reunirnos y manifestarnos; ya dan igual acampadas, indignaciones, asambleas y pancartas. Mejor quedémonos impasibles ante su falta de compromiso y la de los que le precedieron. ¿Nadie se pregunta cuántos sets le quedan a este partido de tenis que ya cansa?

Nos vemos, me voy a cualquier montaña del cuerno de África. Los buitres se ven a kilómetros, y no desde que ya los has votado.

Lo mismo la rubia es tonta, y no cae en la verdadera idiosincrasia de la necesidad imperiosa de tantos miembros y miembras (gracias, revisor de Word, por señalar tal blasfemia en rojo; tú sí que me entiendes) de todas las facciones políticas. 3 veces más que las fuerzas de seguridad del estado. Y mientras congelamos algunas oposiciones, hacemos que otras desaparezcan o convocamos un número de plazas de mierda para las necesidades de la creciente población. Recortes en desarrollo empresarial, recortes en educación, recortes en investigación. Y la Pilarica con manto nuevo, que no se resfríe.

Nos vemos, me voy al Congo, que he oído que allí cuidan mejor a los cachorros del bicho que sea que aquí a nuestra juventud.

“La amiga de”, de formación dudosa, es consejera máxima de Perico Palotes, el boss. Tiene don de gentes y una gran capacidad de resolución de problemas, por lo que cobra con muchos ceros. Licenciados en periodismo, con las mismas competencias resolutivas y que se quieren quedar en su tierra, se dedican a entrenar al equipo de natación del pueblo por minucias, o si viajan pueden trabajar en un restaurante hasta que aprendan el idioma y puedan ejercer para lo que se han formado. Yuhu. Ingenieros que cobran cuatro veces más bajo otra bandera están a la orden del día. Gente con 5 idiomas que se dedica a coger becas que empiezan a escasear, a hacer cursos y desplazarse, si no tienen la “suerte” de encontrar un trabajo en el que se les considere el jarrillo de lata o parche que vale lo mismo para un roto que para un descosido. Otros piden que se les devuelva el tiempo de estudio invertido para exámenes que no se van a celebrar. Y todavía nos atrevemos a preguntar que a qué se debe tal fuga de cerebros. 

Me parece que fuera ayer cuando veía las caceroladas en Argentina y pensaba que eso no nos podía pasar, que en Europa el esfuerzo se reconoce, los ladrones y demás delincuentes van a la cárcel y pierden el aprecio de los gobiernos, que las políticas son justas e igualitarias, que los sindicatos abogaban por los derechos del trabajador y que sabríamos sacarle el máximo partido a la tierra, el clima y la cultura cuyo amparo se nos ha dado desde que nacimos. ¡Qué chica era!

Si nuestros padres, abuelos, predecesores o demás personas que lucharon para darnos el bienestar del que hasta hace poco gozábamos levantaran la cabeza, después de darse con la tapa se volverían a acostar y también dirían “nos vemos, cojo las maletas de nuevo y me voy a Suiza o a Alemania, con todo el dolor de mi corazón, que se destripen unos a otros todos los gorrinos”. 

Cuando la encuentre, sed bienvenidos a la República independiente y laica de mi aldea. Sí, república; sin reyes cazadores impuestos por nadie sabe quién (o todos sabemos quién; y sin viejos jefes, parciales y ciegos). Sí, independiente; sin organismos internacionales ante los que ponerse en pompa. Sí, laica; sin fondos destinados a la religión de sólo algunos. Mejor que cada uno nos paguemos nuestras drogas. Y, sobre todo, sí, de mi aldea; preocupada por la tribu, las personas que allí habiten.